-Buenos días, la están esperando.-
-Buenos días Sr. Brown, vamos.-
Caminan juntos hacia una sala de juntas, el Sr. Brown abre la puerta y ella entra primero a la habitación. Está llena de luz y los colores son sumamente claros y tranquilos, casi recuerdan un hospital. El Sr. Brown le hala la silla de piel que se encuentra a la cabecera, una mesa de madera que ocupa gran parte de la habitación, una mesa para 17 personas con sólo una silla en una cabecera. Ella se sienta y con los codos sobre la mesa y las manos juntas en su mentón espera con paciencia viendo hacia la pared que se encuentra directamente frente a ella y que tiene una pantalla de televisión para videoconferencias. La televisión está prendida pero sólo se ve en ella el color blanco. El Sr. Brown se ha quedado de pie junto a ella, observando también la pantalla con grandes expectativas. La habitación tiene una temperatura muy baja, ella empieza a sentir frío pero no lo manifiesta, el Sr. Brown sabe que es miedo no frío, la conoce perfectamente después de tantos años a su lado. Ella piensa que es la ropa pues después de la llamada de emergencia que le hicieron para asistir a esa reunión no encontró algo más que ponerse que un vestido de lino blanco y unas sandalias de yute y corcho que compró en el mercado negro.
Un hombre blanco aparece en la pantalla, tiene el rostro sereno, sólo se ve de los hombros hacia arriba, tendrá alrededor de unos 50 años.
-Buen día general, gracias por venir tan rápido. Está junta será sólo entre usted y yo, los diecisiete serán avisados en breve. Es importante que mantenga discreción y ejecute las siguientes órdenes de inmediato: Tendrá que reunirse con el líder de los Pensadores y convencerlo de que se una a sus filas, no tenemos nada que ofrecerles más que la promesa de una victoria limpia. Una vez con ellos en su lado tendrán que ir a buscar a la líder de los Ángeles y pedir su ayuda para seguir con la lucha. El problema es que no sabemos en dónde se encuentran los Ángeles y es crucial que llegue a ellos antes que las Aves Frías. Como siempre la templanza es indispensable para la misión. No sabemos si podremos evitar el desastre que se avecina pero es importante seguir luchando hasta el final. Gracias general y buen día.- la imagen desaparece y vuelve el color blanco a la pantalla.
-Vamos Sr. Brown, nos están esperando.-
Salen los dos de la sala de juntas.
Ella en su habitación sola, vive en todo un piso en un edificio viejo del centro de la ciudad con pocos muebles y pertenencias, huele a humedad y olvido pero ahí es su hogar. Se está preparando para ir en busca de los Ángeles. La labor con los Pensadores fue sencilla para ella después de la educación que recibió del hombre que la crió con una infancia llena de acertijos, libros e historia. La batalla mental para ella es fácil, la física es más complicada pero confía que para esto los Ángeles ayuden a la causa. Vestida con ropa blanca hecha de tela orgánica, resistente al clima y al tiempo, lleva un vestido largo y unas sandalias doradas con cruces en los tobillos. Un cinturón para cargar pequeñas bolsas de granos de intercambio y un cinturón de peto para cargar su espada a la espalda. Ella se agarra el cabello en una cola de caballo y hace una oración para salir llena de ánimo y osadía a pesar del terror que siente en su corazón. En la entrada del piso está el Sr. Brown esperándola.
-Tenemos la pista ya confirmada donde se encuentran los Ángeles. Están en los bosques viejos, cuidándolos, será mejor que tengan precaución al acercarse.- le dice el Sr. Brown mientras le ayuda a cargar su espada de platino.
-Entendido. Gracias siempre Brown.-le dice ella con ojos tiernos.
En caminata impresionante ella va en la punta de lo que parece un triángulo hecho por millones de personas sobre el desierto apuntando hacia los bosques viejos. Después de varias horas se detiene y como en sincronía perfecta todo el triángulo se detiene. Toma una paloma blanca y después de escribir unos ideogramas en un pedazo diminuto de papel lo pone en la pata de la paloma y la envía en vuelo con destino la líder de los Ángeles. La gente la mira con amor y admiración, nadie habla nada. Ella voltea hacia los dos hombres jóvenes que vienen a su derecha e izquierda.
-Avisen a la gente que se preparen para ver a los Ángeles. Tenemos que acercarnos sin nada en las bolsas, nada en las manos y con humildad.- ordena ella a los hombres.
-Si madre.-contestan los dos al unísono, apurándose a pasar el mensaje a los millones de personas.
No todos tendrán la oportunidad de conocer a los Ángeles pero sin duda sí los que van en la punta de ese triángulo. Ella hará las negociaciones y sus hijos deben cuidar que los Guerreros y los Pensadores que forman esas filas recuerden que el pasado no sirve para seguirlo cargando y vean el futuro con esperanza. La humildad es básica en esta guerra.
Comienzan la caminata para internarse en los bosques, después de pasar algunos árboles viejos y dolidos por el tiempo llegan a un llano donde están los Ángeles sentados en meditación alrededor de una fogata. La líder nota la presencia y se pone de pie para darles la bienvenida, ella es una niña de 5 años perfectamente vestida de blanco pero descalza, lleva una piedra en la frente a la altura del tercer ojo sostenida por una cinta de oro alrededor de su cabeza. Ella se acerca a la niña y la invita a conversar a parte con una caminata.
-Mis ángeles están dispuestos. Pudiste observar que no somos muchos pero nuestro poder es el de mil hombres cada uno. Los reportes que hemos reunido de la situación no la muestran con mucho futuro pero sobrevivirán los que tengan más esperanza.-dice la niña.
-Gracias. Sabía que anticipando el mensaje a nuestra llegada sería de utilidad. Estamos dispuestos a luchar por la liberación del planeta hasta el mismo fin de los tiempos.-
Varios meses después ella se encuentra al pie de una montaña, han sido meses muy duros, ella trae la ropa sucia y pequeñas partes del faldón rotas. Tiene su espada en la mano y llora con la escena que tiene ante sus ojos. Miles de cuerpos en el suelo, ve entre ellos el de la niña de 5 años y su corazón se estruja de dolor. El cielo se ve rojo, el sol se está poniendo y el bosque ya no existe. Una bomba nuclear terminó para siempre con esos árboles viejos, con ese último bosque sobre la tierra. Ella se da cuenta que ni siquiera ante esto siente humildad, eso era lo que le faltaba, en su corazón reconoce que esa niña lo sabía y aún así lucho a su lado. Entre los cuerpos también han muerto la mayoría de las Aves Frías, muchos Pensadores y Guerreros. Parece como si el sol no se terminara de poner nunca. Una terrible sensación la invade poniéndole la carne de gallina. Llora más que antes empuñando su espada con coraje y el cielo rojo la mira sin terminar nunca de ponerse el sol.
Cuento: "Año 3030"
Posted at 23:00 | Etiquetas: Ficción |
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