ZULEICA SANCHEZ

21jul09.- Como algunos saben hace ya casi 5 meses mi abuela decidió reintegrarse a la energía universal. Algunos de los que nos quedamos a seguir experimentando este cuerpo físico todavía sienten el luto en su corazón por esta muerte. Mi abuela, Ana María, fue cristiana muchos años y así murió, no sin antes dejar un sinfin de cartas a todos sus hijos y sus nietos. Aquí les quiero reproducir un poema que ella escribió a sus hijos en su enfermedad. Estoy segura que en su corazón sabía bien lo que quedaría aquí en su familia de sentimientos, de dolor tal vez. Gracias abue! Tu poema es la onda.

"Vivo en una estrella, radiante de luz,
no lloren más mi ausencia,
estoy con Jesús.
Cuando llegué al cielo, cuando vi su faz,
mi alma dichosa se colmó de paz.

El Dios de los cielos sanó toda herida,
me tendió su mano y encontré la vida.
Un coro de ángeles me vino a encontrar.

¿Qué más quieren hijos? ¡dejen de llorar!
Yo desde mi estrella los puedo mirar.
Denme una sonrisa para descansar.

Piensen que los amo, búsquenme en la flor,
en la suave brisa, ¡en lo que es amor!
Que estoy presente como lo está el sol,
yo seguiré latiendo en su corazón."

Y finalmente cuando alguien muere sigue siendo parte de todo, está en Dios y en cualquier lugar que voltees allí lo verás, sobre todo en sus hijos y sus nietos que finalmente son su descendencia en esta tierra. Este poema es bellísimo y me siento bien dichosa que mi abuela encontrara su conexión con Dios en este mundo pues el avance espiritual es mayor. Ya nos la encontraremos otra vez, en otra personita si es que ella decide regresar a experimentar el cuerpo, si no seguirá siempre siendo parte de todo en este universo.