ZULEICA SANCHEZ

06ene09.- Ya mi marido y mi amiguis BK han usado la frase de mi sobrina que clama que el año no es dos mil nueve, sino dos mil nuevo. Pero escribiendo el título de este post me salió sin querer lo de miel. Mi subcosnciente anda ahí.

Sé que cada año es un ciclo para el ser humano, empieza en un punto el 1ro de enero y termina en otro el 31 de diciembre. Depende de tí si ese círculo es para arriba, en el mismo lugar o para abajo. Es tu desición si sufres por el pasado o disfrutas la belleza de Dios detrás de lo que te sucede.

Hace un mes más o menos, fui a un curso de meditación para cerrar el año 2008 con aprendizaje. Un curso muy hermoso en el que Gaby, la que lo impartió, nos llevó a lo largo del año aprendiendo de lo sucedido y desenergetizando las cosas negativas guardando un pedacito de ello en nuestro archivo personal.

Dentro de una meditación mi ángel Joaquín me regaló una esfera dorada, en la que vi dentro un pequeño mundo lleno de magia y amor, en el que se encerraban mis sueños más preciados. Luego cuando Dios vino a darme un regalo me dio en un cofre esa misma esfera que ante mis ojos se cambio en una cruz y luego en un montón de monedas de oro. Me dijo que ese era mi regalo más grande.

En una meditación más adelante (fueron muchas), Gaby nos llevó al 7mo nivel de entendimiento, en donde no están más que los maestros de maestros. Yo los vi a todos vestidos de blanco, y al momento que me vieron llegar se levantaron y me pusieron dentro de un círculo. La energía en este lugar es fuerte y clara. Les pedí que me ayudaran a entender qué parte de mi vida no había terminado de limpiar, qué no había perdonado a pesar de haber trabajado en mi un mes entero en Avanzados y un año entero en la plaza. Recuerdo que todos cerraron sus ojos y yo me sentí llena de amor y paz.

Claro que vino el aprendizaje después, no tardó casi nada. Entendí que el amor es libre, que los cadáveres del pasado que traemos cargando puede que ya no los sintamos pero en ciertas circunstancias apestan. Yo traía cargando por ahí varios de esos muertos de mi pasado, de 7 años, de 11 años. Cadáveres que me iban haciéndo sentir menos, castigándome con la falta de dinero, vengándome en lo sexual, martirizando a mi cuerpo y a mi mente, viviendo el desamor que creí era lo único que merecía en este mundo. En fin, mil cosas más que aprendí.

Pero lo más hermoso es que aprendí que soy hija de Dios, que soy un ser espiritual y mi cosecha es abundante, que puedo ver la vida con amor y entendimiento. Que puedo ofrecer mi mano sin condición a mi hermano. Que puedo ver la esencia de las cosas, que es Dios, aún en los momentos en los que un segundo sentí me había abandonado.

Hoy decreto que mi aprendizaje sea en armonía, en bonito, con paz espiritual y lleno de alegría. Decreto que mi lugar en este mundo es de los más hermosos porque nadie más puede ocuparlo, abro mis brazos al amor y la abundancia sin juicio. Decreto que puedo ver mi pasado con compasión, dejarlo enterrado a menos que tenga que ir a recordar algo aprendido en armonía. Decreto mi riqueza y mi salud pues soy inherente a ellas. Decreto el amor que tengo de mi pareja, en armonía y en libertad, en una vida que he visto llena de eros y de dos bebés hermosos que llegarán. (Te doy mi mano cielo, para que camines por este lugar a mi lado, en este jardín tan hermoso y lleno de luz que Dios ha construido para los dos.)

HOY decreto que soy feliz porque puedo ver la vida sin juicio y si caigo me levantaré en un segundo más feliz por haber experimentado algo nuevo.

Este año está lleno de miel y así decido que lo sea, a partir de este segundo, lleno de novedades hermosas y de luces de vida. Por que así es, así es, así es...