Un domingo como ningún otro cualquiera

12ene09.- Existe la idea de que los domingos son levemente insoportables, mucha gente se deprime otros se aburren terriblemente pero desde que soy consciente de mis ideas he tratado de cambiar esa programación vieja que sí le aprendí a mi papá.
Ayer fue un domingo bizarro. Después de las actividades clásicas y ordinarias en casa como desayunar o tender la cama mi marido y yo nos fuimos al cine a ver "Siete Almas". Una película en la que actúa Will Smith y que tenía ganas de ver desde que vi los cortos hace como dos meses.
La historia al principio un poco rara, lenta, como que no te daban mucha información y otra la ibas descubriendo en el transcurso de la película, pero lo últimos 15 minutos nos dieron 'con tubo'. Los dos chille y chille... no les platico por qué por si no la han visto pero el final si impacta. En lo personal me impactó por el amor tan profundo que nace a partir del desamor de perder el amor (me entendieron????) Véanla, es una buena película dominguera.
Después a la casa a comer. La dieta, ya saben.
Mi marido me empezó a enseñar unas técnicas de cocina: a utilizar el cuchillo de chef que la verdad es todo un arte y si te distraes pues te llevas el dedo, a mantenerlo limpio y seco (el cuchillo) y preparó un pollito en salsa de ajo mmmmmmmjjjmmmmm de rechupete.
Al rato nos sentamos a platicar de nuestros deseos y metas para este año, que como pareja a mi me parece importante pues unes tu fuerza en mente maestra y he visto que sí funciona. Mientras estabamos en esto vimos que nuestro pequeño Blueberry, un beta azul que nos regalaron en julio del 2006, estaba moviéndose penosamente. Los dos pensamos que ya se estaba muriendo... y así fue. Mi pequeño BiBi por fin encontró la paz después de más de dos meses que lo notamos medio agonizante. Yo creo en que los animales dan su vida por ayudarte en algo y sé que mi BiBicito dio su vida por cosas que nos pasaron como pareja, creo que él absorbió un poco de lo que se andaba sintiendo en la casa. Larga vida a mi BiBicito pues le agradezco dos años y medio de amor y compañía.
Luego a mi marido le dieron ganas de coyoacanear... parquear como él dijo, y fuimos al centro de Zapopan. Nunca habíamos ido así en domingo a las 9 de la noche, y sí se parece a Coyoacán. La verdad nos la pasamos a gusto; conocimos a la Vírgen de Zapopan que después de 7 años viviendo en esta ciudad nunca habíamos hecho.
Regresando a casa hicimos el funeral de mi BiBi en la taza del baño... ¿dónde más?
Y pues el muerto al pozo y el vivo al gozo, lo malo es que luego uno goza tanto que los demás se sacan de onda (jajajajajaja).
Y así terminó el domingo de rápido, y por supuesto, siguiendo a las actividades clásicas y ordinarias de planchar uniforme y lavarse los dientes nos fuimos a dormir para seguir construyendo esos sueños que plasmamos en una hoja de papel y que ya son un hecho.

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